Innovación

Biofertilizantes, economía circular para una producción de calidad y sostenible

La necesidad obliga. Hacer frente a los retos de sostenibilidad económica y ambiental lleva a agricultores, ganaderos, empresas y centros de investigación a unir esfuerzos para encontrar la forma de optimizar la producción y reducir el consumo de agua, fertilizantes, pesticidas y energía. Además, la fabricación de fertilizantes de síntesis química genera una gran huella energética y es cada vez más cara. Subalma y Algavid son dos de los grupos operativos que han logrado avances la investigación en el uso de biofertilizantes y comparten apuesta por la bioeconomía circular.

La agricultura española utilizó más de 4.427.000 toneladas de fertilizantes en 2024 según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. El uso excesivo de fertilizantes puede causar graves problemas de degradación del suelo, afectar a su estructura y fertilidad, contribuir (al filtrarse) a la contaminación de las aguas subterráneas y provocar su eutrofización, o contaminar fuentes de consumo. También puede dañar a las plantas, causando debilidad, y generar pérdida de la biodiversidad si afecta gravemente a los ecosistemas en que se desarrollan.

Reducir su consumo, o encontrar biofertilizantes que aporten beneficios al suelo sin perder producción, y a bajo coste, puede ser muy importante para la conservación y mejora de la calidad de los suelos.

Este ha sido el objetivo del grupo operativo Algavid: reducir al máximo el uso de fertilizantes, y potenciar los microorganismos y nutrientes en el suelo. Y lo han conseguido a partir de bioestimulantes basados en microalgas producidas en las propias fincas experimentales del proyecto, en parcelas de Viñedos del Río Tajo, en Toledo, y de Bodegas Robles, en Montilla (Córdoba).

Las microalgas empleadas tienen una relación simbiótica con la planta, cada una le aporta a la otra aquello que necesita. “Las microalgas detectan los nutrientes que le faltan al suelo y son una antena de su humedad. Su comunicación con la planta le permite detectar si tiene exceso de potasio y fosfatos y, en ese momento, deja de producirlos”, asegura Obdulia Parra, jefa de I+D de Cooperativa Agroalimentaria de Andalucía, el socio encargado de la difusión y del traslado al sector de los resultados del grupo.

Al actuar como bioestimuladores favorecen los procesos naturales de la planta en la absorción de nutrientes y el aumento de la resistencia a factores de estrés abiótico (como sequías o temperaturas extremas) y en la calidad del suelo. “Es un triángulo entre la planta, el bioestimulador, que en este caso es una microalga, y el suelo, que necesita estar estabilizado para cultivar con éxito”. […]

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Texto: Ismael Muñoz / Imagen: Algavid