Hay diversos factores que dificultan el acceso a la vivienda en zonas rurales, como la presión turística, que conlleva su cambio de uso para generar segundas residencias y apartamentos turísticos, o el despoblamiento, que lleva a inmuebles vacíos y sin mantenimiento. Cal Rural pone el foco en la situación de la vivienda en las zonas rurales de Cataluña, impulsando la movilización de viviendas vacías a través de soluciones innovadoras ―en colaboración con entidades públicas y comunitarias del territorio― a la vez que promueve edificios que sean sostenibles, eficientes y asequibles para el conjunto de la población.
Desde la crisis de 2008, el sector de la construcción ha visto cómo su actividad se reducía de forma muy significativa. Esto ha tenido un efecto directo en el parque de vivienda disponible, que se ha visto mermado en los últimos años. Al mismo tiempo, por el propio efecto de la oferta y la demanda, se ha observado un considerable aumento de sus precios, tanto en compraventa como en alquiler, lo que dificulta su acceso a muchas personas. Especialmente aquellas con menor poder adquisitivo, como es el caso de los jóvenes y otros colectivos en situación de vulnerabilidad.
Esta situación, aunque es objeto de atención de los medios de comunicación y de los poderes públicos, se centra, con frecuencia, en espacios urbanos. Se presta menos atención, pues, a las peculiaridades de la emergencia habitacional en zonas rurales, donde las dinámicas de sobreexplotación turística convergen con el éxodo hacia núcleos de población más grandes, dejando atrás viviendas desocupadas que se van degradando poco a poco, hasta que quedan inservibles para acoger nuevos pobladores (solo en Cataluña, se estima que hay 16.000 viviendas vacías en municipios de menos de 2.000 habitantes).
El escenario se visibilizó aún más con la crisis de la covid-19, que despertó un interés de muchas familias por dejar las grandes ciudades y buscar una mejor calidad de vida, ligada a la naturaleza y al entorno rural. Esta ilusión se ha visto a menudo imposibilitada por el hecho de no encontrar una oferta de alojamiento adecuada a sus necesidades, y así es como se ha manifestado en las Estrategias de Desarrollo Local Participativo (EDLP) de Cataluña, elaboradas durante el año 2022.
Un análisis conjunto para una acción común
Hasta ahora, los grupos de acción local catalanes no nos habíamos involucrado de manera activa en esta temática, pero este análisis compartido sobre el reto que plantea la vivienda rural ―y su impacto transversal en aspectos como el relevo generacional, el mantenimiento de servicios o la protección del patrimonio― hizo que surgiera, en el año 2023, Cal Rural. En este nuevo proyecto de cooperación (coordinado por la Associació pel Desenvolupament Rural de la Catalunya Central) los 11 grupos de acción local de Cataluña y la Associació d’Iniciatives Rurals i Marítimes de Catalunya (ARCA) aúnan esfuerzos para promover vivienda asequible y sostenible en territorios rurales. […]
Texto: Sergio López Serrano. Associació pel Desenvolupament Rural de la Catalunya Central / Fotografía: ARCA