Todo comenzó con un enfado: Guillermo Sánchez y Laura García, tras cosechar las olivas de la finca familiar de Guillermo y llevarlas a la almazara, escucharon esas palabras tan comunes en el sector primario: “ya liquidaremos”. Para ellos fue una gran sorpresa: “¡Nadie nos había dicho eso!”, dice Laura. Cuando se dieron cuenta de que podían obtener un valor añadido a su cosecha, comenzaron el largo camino de su Proyecto Los Aires (PLA), dirigido a producir calidad, apostando por la producción ecológica y por comercializar bajo una marca propia, y a abrir sus fincas al consumidor para enseñar cómo trabajan los agricultores de hoy.
Hace más de doce años que Guillermo Sánchez y Laura García dejaron atrás sus vidas en Madrid para irse a la localidad de Arcicóllar, en Toledo, a gestionar la finca de la familia de Guillermo. Biólogos de formación, se pusieron al frente de una explotación de 1.500 olivos centenarios, con varias hectáreas de viña, almendros y cereal. Tras la experiencia poco positiva de su primera cosecha de aceituna, lo tuvieron claro: harían su propio aceite, apostarían por la calidad y crearían su propia marca. Pero el primer paso había que darlo en el campo.
En aquel momento, Guillermo y Laura tenían esos viejos olivos, además de 11 hectáreas de viñedo y fincas de cereal que no podían manejar, por lo que decidieron destinarlas a cultivos leñosos: plantaron primero otros 1.500 olivos, de la misma variedad cornicabra que los centenarios, y 4.000 almendros; y más recientemente han plantado 4.000 pistachos. Todo certificado en ecológico.
“Cuando llegamos no se producía en ecológico”, señala Laura García. Sin embargo, ella y Guillermo tenían claro que su nueva manera de hacer iba a estar ligada a esta filosofía (manteniendo el suelo sin herbicidas ni labores, triturando las podas, aplicando abono orgánico...) y a esta certificación.
“Hay muchas formas de hacer agricultura ecológica. Lo más importante de todo es conocer bien cómo funciona el ecosistema de tu finca”, comenta Laura, quien insiste en la importancia de la formación para el agricultor, y menciona en este punto a la agricultura regenerativa y el cuidado de la biodiversidad en el sustrato: “Para nosotros, cuidar el suelo es lo más importante”. No obstante, su trabajo en favor de la biodiversidad va más allá de este elemento: recuperaron charcas para los anfibios, favorecieron la vegetación natural, procuraron cajas para murciélagos... Además, su finca "El Tinto", que dedican a viñedo ecológico —de cuyas uvas nace su vino "El Inolvidado", D.O. Méntrida—, forma parte del proyecto Secanos Vivos, una iniciativa de Seo Birdlife para transformar la tradicional gestión de cereal y vid en secano, de escasa rentabilidad, con modelos que les aporten valor añadido a través de la mejora de la biodiversidad y la resiliencia climática. [...]
Texto: Plumed Lucas / Fotografía: Proyecto Los Aires