Dos jornadas celebradas en junio en Avilés (Asturias) y Vallehermoso (La Gomera, Canarias), organizadas respectivamente por la Red PAC y la Red Terrae, pusieron de relieve la importancia de una herramienta para luchar contra el abandono de explotaciones agrarias y forestales: los bancos de tierras. Se trata de uno de los elementos clave tanto para luchar contra ese abandono como para fomentar el relevo generacional en territorios rurales. En España, los titulares de explotaciones mayores de 65 años sobrepasan el 31 %, y la superficie de tierras agrícolas abandonadas es la mayor de toda la Unión Europea. Las reuniones de Avilés y Vallehermoso mostraron que, a pesar de los obstáculos, miles de hectáreas asociadas a bancos de tierras buscan revertir esta situación.
En Galicia se han movilizado 10.000 hectáreas a través del banco de tierras y del banco de explotaciones. Actualmente, desde el Banco de Tierras de El Bierzo (León) gestionan 4.500 parcelas a través de 1.600 contratos. La Asociación Intermunicipal Red Terrae cuenta ahora mismo con más de 250 hectáreas de superficie disponible, 436 demandas de tierras y 212 ofertas, aunque tiene un inventario de casi 1.000 hectáreas en abandono o desuso. Son algunas de las iniciativas de bolsas de tierras puestas en marcha en España para facilitar el contacto entre sus propietarios y las personas interesadas en recuperarlas para usos agrarios, pero el reto sigue siendo mayúsculo. Según pronósticos de un estudio de 2018 del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, nuestro país será el único de la Unión Europea que en 2030 llegue al millón de hectáreas de tierras agrícolas perdidas.
Por otra parte, detallar con precisión esa cifra no es sencillo, ya que la disparidad de datos e información, y el entramado normativo y catastral en torno a la definición y delimitación de las tierras agrícolas abandonadas son dos de los obstáculos a salvar. Las diferentes administraciones utilizan términos y conceptos no totalmente coincidentes como “superficie agrícola no utilizada”, “superficie en riesgo de abandono”, “recinto inactivo”, “suelo agrario infrautilizado”, “parcelas agrícolas y ganaderas en desuso” o “tierra agroforestal infrautilizada”. [...]
Texto: Javier Rico