Sandra Sutherland es una de esas personas que, sin conocerla, nos ha acompañado en nuestra vida, casi podríamos decir que la hemos visto crecer y hacerse adulta en la pantalla del televisor. Como periodista ha hecho de todo en Televisión Española, pero de lo que más orgullosa se siente es de haber dirigido y presentado, entre 2012 y 2019, el programa Agrosfera, una experiencia que le permite hablar con conocimiento de causa del sector agroalimentario y del rural en general.
El futuro no pinta bien cuando el sector primario en general cobra lo mismo por sus productos que hace treinta años, pero a ellos sí les suben los precios y su trabajo depende totalmente del resto de la cadena alimentaria, que es la que paga. La Política Agrícola Común compensa en parte las rentas que pierde el mundo rural, pero no es suficiente. Así es muy difícil que exista relevo generacional. La solución pasa por despoblar las ciudades y poblar el mundo rural.
Fundamental. La mujer es básica en las zonas rurales. Tiene que hacer de todo y luchar por desarrollarse como persona, pero nos pesa mucho ser madres. Es motivador ver los ejemplos de mujeres rurales emprendedoras y los proyectos innovadores que han puesto en marcha, pero también es necesario tener hombres implicados en la evolución social.
Te puede condicionar, pero mi discurso no siempre ha gustado al sector, incluyo también al Ministerio. Cuando me pongo a escribir pienso exclusivamente en lo que quiero contar, a veces gusta más y otras menos, pero, en general, no soy yo quien dice determinadas cosas; las dicen las fuentes.
Es una lucha que tenemos los periodistas con nosotros mismos. En un medio público la ética periodística es fundamental. Te puede condicionar, pero debes tener clara tu responsabilidad en tu trabajo. Me ha preocupado siempre dar voz a quien menos la tiene. Las grandes corporaciones y cadenas de distribución tienen sus propios canales de comunicación para llegar a la sociedad.
Nos falta el chovinismo que criticamos a otros. Nos falta conciencia como consumidores. Hemos salido a aplaudir a los sanitarios, lógicamente, pero no lo hemos hecho con los agricultores que dejaron sus movilizaciones para darnos de comer. Para mí, la comida no debería ser un negocio; el sector agroalimentario debería ser una cuestión de Estado.
Hay que centrarse en lo local, en el compromiso con el territorio y mostrar casos concretos. La gente se anima a seguir los buenos ejemplos para replicar los modelos que triunfan en el medio rural. Debemos contar sus historias.