Nunca se había dado tamaña conexión de la ciencia con el medio rural: más de trescientos grupos operativos, formados por colectivos y personas que trabajan y actúan en el territorio e instituciones científicas y centros tecnológicos, buscan mejorar la calidad de vida y la producción de bienes y servicios preservando el medio ambiente. Y todo gracias a la Asociación Europea para la innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícola (AEI-agri) y los programas de desarrollo rural autonómicos y estatal que la desarrollan. Los grupos operativos supra-autonómicos han recibido un último impulso que permite poner en marcha sus proyectos.
Sesenta grupos operativos supra-autonómicos ya están en la senda de llevar a la práctica el principal objetivo de la Asociación Europea para la innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícola (AEI-agri): promover la innovación en el territorio, adaptando la oferta científica a la demanda sectorial a través de proyectos concretos. Todos están formados por agentes de diferentes comunidades autónomas y abordan temas que afectan a varias de ellas. A estos habría que añadir más de 250 derivados de los programas de desarrollo rural de las comunidades autónomas.
Para conseguirlo ha resultado vital que la AEI-Agri naciera de la confluencia del nuevo reglamento del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) y la política europea de investigación e innovación establecida en el programa Horizonte 2020. A partir de aquí se crean los grupos focales, nacionales y europeos, que son agrupaciones temporales de expertos y usuarios que detectan cuestiones y problemas relevantes en los sectores agrícolas, agroalimentario y forestal; y estudian, debaten, buscan y priorizan prácticas innovadoras para su resolución. Y lo más importante: sirven de catalizadores para la creación de los grupos operativos.
Dos agrosistemas típicos españoles, el olivar y el alcornocal, también cuentan con grupos operativos para mejorar su explotación.
Uno de los grupos operativos estudia la adaptación de nuevas variedades de frutas al impacto del cambio climático. En la imagen, manzana de la variedad belleza de Roma.