Las principales políticas europeas de lucha contra el cambio climático y pérdida de la biodiversidad han enfocado su mirada en el suelo y en su contenido en carbono orgánico. En España, el Ministerio de Agricultura lleva a cabo una de las iniciativas más ambiciosas para conocer ese contenido en suelos agrícolas, al objeto de mantenerlo e incluso incrementarlo, sobre todo en parcelas en las que se llevan a cabo prácticas incentivadas por la Política Agraria Común. Antes de que acabe esta primavera se habrán obtenido ya resultados de varias de las 128.000 muestras que tiene previsto realizar en 16.000 parcelas repartidas por toda España.
Un informe y un mapa publicados en 2017 con motivo del Día Mundial del Suelo (5 de diciembre) por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reflejaban que los primeros treinta centímetros del suelo contienen el doble de carbono que el presente en la atmósfera. Tras los océanos, el suelo es el segundo mayor sumidero de carbono.
A esta trascendental contribución de los suelos a la acumulación de carbono, y al consiguiente equilibrio de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático, hay que sumar su prestación de otros cuatro servicios ecosistémicos esenciales: proporcionar resistencia de los suelos a la erosión, aumentar su capacidad de retención de agua, incrementar su fertilidad y favorecer la biodiversidad. Los enumera así la Guía de buenas prácticas agrarias del grupo operativo Carbocert, una de las iniciativas impulsadas en España para potenciar el secuestro de carbono y la mejora de los suelos en cultivos agrícolas.
La última de estas iniciativas viene de la mano del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Se trata de un ambicioso plan, jamás realizado hasta el momento, de toma de muestras para analizar contenido de carbono orgánico en suelos agrícolas. […]
Texto: Javier Rico
