La llamamos para hablar de su condición rural, de su pueblo, Letur, en Albacete, de la importancia de la tradición y de las enseñanzas de los mayores en la formación de la persona y de sus valores. Y también hablamos de emociones, que las tiene a flor de piel y hay que rascar muy poquito para que Rozalén se muestre sincera y confiada. Esa exposición puede dejarla desnuda frente a una sociedad polarizada y encantada de buscar tres pies al gato, pero es que María es lo que ves, lo que canta y escribe. No hay pose, es naturalidad y esto se agradece.
Sí, me considero de pueblo. Aunque haya nacido en Albacete, los recuerdos más importantes y mis raíces están en mi pueblo. Mi vida me ha guiado hacia el medio rural porque es donde más a gusto me siento. Me encanta la ciudad, pero cuanto más “perdidica” esté en la naturaleza mejor.
Todo empezó con el Kanka y yo en la plaza del pueblo y se nos desbordó. Entonces intentamos profesionalizarlo y sale gracias al esfuerzo de todo el pueblo y de artistas amigos que vienen a tocar porque hay cariño. Está previsto que sean tres días, estamos cerrando el cartel y está muy presente la música folk. Habrá cuadrillas cantando canciones por el pueblo durante todo el fin de semana, les encanta a nuestros mayores. Es un festival muy familiar, con actividades para los niños y mostrando muchos valores del pueblo, como la artesanía. A todas horas y en todos los lados están pasando cosas. Y todo esto al final salpica a los pueblos de alrededor. Leturalma es una red.
Si me tengo que definir digo que soy mujer rural y cantautora, orgullosísima, es como me gusta que me llamen. Compongo mis canciones a partir de lo que vivo, lo que veo y lo que siento. Y me gusta que me relacionen con la canción protesta. Ya me gustaría a mí llegar a la mitad de lo que fueron Aute, Victor Manuel, Silvio Rodríguez y compañía, que son mis maestros.
A la vista está, no me va mal y no me falta la inspiración para contar cosas. Pero lo cierto es que yo he salido de mi pueblo. Conozco las dificultades que tienen los pueblos más alejados de las ciudades. La falta de transporte público o centros de salud, cada vez más lejos de los pueblos pequeños, son cosas que no ayudan a las parejas jóvenes a instalarse allí. Necesitan servicios de salud, colegio, acceso a internet y a la cultura, que para mí es un derecho fundamental.
Toda. Nuestros mayores son la sabiduría. En mi infancia pasaba mucho tiempo con la gente mayor y escuchaba sus historias, hasta que en agosto venían más niños. A veces jugaba con niños y otras con mi gata o la burra. La vida está mucho más cerca de lo que hacían mis abuelos que de la velocidad que llevo yo en mi trabajo, que es insana. Muchos problemas sicológicos tienen que ver con el tipo de vida que llevamos.
En las ciudades también se puede hacer vida de barrio. En Madrid vivía en Lavapiés y era como un pueblo, porque había mucha vida en la calle. Pero hay detalles que las diferencian, como las llaves en la puerta, o que es imposible que te cruces con alguien y no te saludes. Aquí saludas a alguien en la calle y piensan que estás loco. Los pueblos son como una gran familia para lo bueno y lo malo. Un pueblo es una red social, provoca unas emociones y relaciones diferentes.
No lo hago por denunciar nada, lo hago porque es mi vida, es mi manera de ser, muestro mucho lo que soy, y eso, a veces, es un peligro. Es verdad que tengo una hipersensibilidad que hace que me duela y emocione todo mucho, y eso hace que algunas letras de mis canciones puedan dar que hablar. Intento hacerlo desde el mayor respeto y cariño posible. Yo quiero que mi camino sea el camino del amor, pero también el amor tiene que reivindicar lo que no le parece justo, pero con una caricia, que consigue mucho más. Sacando las uñas provoco rechazo. Intento contar historias y quien quiera usarlas para bien, pues genial.
Es una idea de Luis Eduardo Aute; le pedí permiso a su hijo. Es un disco que lleva mucho autocuidado, de introspección. Está hecho desde el amor propio sano que te debes tener si quieres seguir caminando, no desde el egoísmo. Que el bosque, que es la sociedad, el ruido y el sistema, no te impida ver el individuo que eres y al que tienes delante.
Porque si no estaría muerta en vida, canto desde que ando. Cuando estoy triste lo somatizo y se me cierra hasta la garganta. Canto porque es lo que mejor me sienta. Todos deberíamos cantar y bailar porque está comprobado que alegra y es sanador, aunque cantes mal. Algún concierto me ha salvado de una mala racha.