Sumario

Desarrollo sostenible en imágenes

Museo del Pastor y del Labrador, Masegoso de Tajuña (Guadalajara)

El ciclo agrícola comenzaba tras el verano, con las primeras lluvias

En otoño se araba la tierra y se sembraban los cereales (trigo, cebada, avena y centeno); en julio, se segaba a mano; y luego, en agosto, toda la familia trillaba en la era.

La cocina, escuela de la vida

La lumbre era el centro de la casa del labrador. En torno a ella se reunía por la noche toda la familia (padres, hijos, abuelos y tíos solteros que trabajaban para la familia): los hombres hablaban de los cultivos y de los ganados; y las mujeres cosían y contaban costumbres y tradiciones a los más pequeños.

Un pueblo contra el olvido

Miembros de la Asociación Cultural frente al edificio restaurado que ocupa la exposición.

Ganadería trashumante

Los pastores del pueblo, como todos los de León y Castilla, formaban parte del Honrado Concejo de la Mesta, una asociación creada en el siglo XIII por Alfonso X el Sabio, que les brindaba derechos de paso y pastoreo y les eximía de realizar el servicio militar.

Un carro de dos varas tirado por una mula

Este híbrido entre la yegua y el burro era resistente y tenía mucha fuerza, lo que le hacía fundamental en las tareas del campo.

“El agricultor, antes sin orejas que sin ovejas”

La ganadería intensiva, ovina y caprina, fue un complemento indispensable del agricultor, hasta el punto de que mucha de su vestimenta estaba fabricada con la lana de oveja alcarreña y ojalada, razas muy resistentes al duro clima de la Alcarria.

Fotografías: Imágenes cedidas por el Museo del Pastor y del Labrador.

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