La reciente crisis económica ha supuesto un reto para las actividades productivas de las áreas rurales. Un sector muy golpeado ha sido el equino y, en particular, la cría y venta de mulas como animal de tiro, que ya acusaba los efectos de la industrialización del campo. En este marco, una iniciativa de la ganadera madrileña Alicia Pardo para salvar de la quiebra a la yeguada familiar ha culminado en la producción de un producto innovador, la leche de yegua, y en la creación de una próspera empresa para comercializarla: Ecolactis
Hubo un tiempo en el que había un mulo por cada cuatro españoles. Este híbrido, fruto del amor entre una yegua y un burro, literalmente transportaba y sostenía toda la actividad en un país eminentemente rural. Pero tuvo un reinado corto. Primero llegaron los coches y los tractores y, más recientemente, la crisis económica de 2008. Entonces, fue abandonado por dueños que no podían mantenerlo, malvendido y llevado al matadero, lo que dejó en la quiebra a las explotaciones de cría de mulas.
La leche de yegua liofilizada se vende en polvo y en píldoras; el calostro solo en este último formato.