Diego Sánchez y Borja Larrondo (The Kids Are Right) llevan casi una década de colaboración en diferentes proyectos fotográficos y documentales por medio mundo, muchos de ellos reflejando las realidades de medios rurales o el presente de sociedades en tránsito entre lo rural y lo urbano. Asentados en el oeste de Asturias, que reivindican como punto de partida vital y laboral, intentan usar “la imagen como una manera de trabajar la memoria viva” y confiesan sentir especial interés por las “zonas con un poso lento”.
En su trayectoria profesional, avalada por becas o tutorizaciones de organismos como Fotopress o la Agencia Magnum, han compaginado exposiciones en centros emblemáticos como CaixaForum o el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque; reportajes sobre zonas rurales para grandes medios, como El País; encargos para Médicos del Mundo sobre colectivos marginados o en riesgo, como el desarrollado en Sierra Leona (del que traemos una imagen) y el premiado Virus Eva; y proyectos personales en la escena independiente del arte, como Quimera, un trabajo sobre un grupo de personas en busca de una vida con un sentido más allá de la sociedad de consumo y sus espacios normalizados, que fue seleccionado para mejor fotolibro del año en PHotoESPAÑA 2019.La mirada sobre las relaciones humanas y las sociedades es un distintivo en sus trabajos, donde lo emocional y lo contextual tienen gran relevancia. Traemos a esta sección una pequeña muestra de su búsqueda de códigos alternativos para la imagen documental, en diferentes entornos rurales y periurbanos de todo el mundo.
En 2012 arranca este proyecto documental que explora la huella del éxodo rural en el deprimido barrio de Orcasur (Madrid), a través de los rostros de los que años atrás abandonaron el campo para asentarse en la ciudad, y su particular contexto respecto a los movimientos migratorios en otras ciudades europeas.
Los personajes de los libros de la generación Beat americana fueron el detonante de este viaje en busca de sus arquetipos en el mundo contemporáneo. Este recorrido por los enormes espacios casi deshabitados del sur y oeste de EE. UU., en un viejo monovolumen Plymouth, despierta una mirada más analítica con el sentido de la vida urbana y las posibilidades de las zonas rurales.
Distrito de Koinadugu, Sierra Leona, un lugar del mundo en condiciones extremas, sin energía eléctrica, en el que se desarrolla este trabajo para Médicos del Mundo. La obligada oscuridad cada noche y la carencia de energía en los hogares, escuelas y hospitales suponen un choque con una realidad generada por los extremos del comportamiento humano, la guerra y la especulación.
Este encargo para El País aborda un día con Fernando Rodríguez Tábara, un joven ganadero de Cercedillo de Sanabria (Zamora), aldea que hace décadas contaba con más de 50 casas habitadas y ahora solo con la suya y otra más. Allí vive y quiere permanecer, junto a sus vacas, terneros y una reala de mastines que se crían junto a ellas desde que son cachorros, en esta tierra de gran densidad lobera.
La repoblación rural es una necesidad cada vez más asumida por el conjunto de la sociedad. A través de las fotografías de este trabajo para El País, se muestra la nueva realidad de varias familias que han dejado atrás la ciudad y han adaptado sus rutinas y tareas a un nuevo entorno en diferentes enclaves rurales de Lugo, Asturias, La Rioja y Palencia.
Consecuencia de la suma de experiencias acumuladas, Quimera es un proyecto que, a través de un imaginario entre la ficción y el documental, retrata a un conjunto de personas en busca de una vida alternativa a la sociedad del espectáculo y de un sentimiento de hermandad. Localizado enteramente en Asturias, es una prueba de la posibilidad de realizar proyectos culturales desde el entorno rural, ligados a cualquier idea.