Tras un parón de dos años por la covid, había ganas en Fanzara (Castellón) de un nuevo festival del MIAU, el evento anual de renovación de su Museo Inacabado de Arte Urbano (MIAU) que ya ocupa más de 150 fachadas de esta localidad de la sierra de Espadán y la ha convertido en un referente internacional del arte urbano. Un museo diferente, que abarca todo el pueblo y está en constante renovación, ya que en cada nueva edición del festival se añaden o se sustituyen algunas obras, de ahí lo de “inacabado”.
Pero el MIAU es algo más: “es un proyecto social de convivencia a través del arte”, como remarca uno de sus ideólogos, Javier López. Cuando él y Rafael Gascó lo propusieron, allá por 2014, pretendían por encima de todo generar un espacio de reencuentro entre los vecinos, en aquel entonces divididos, casi enfrentados, por un proyecto de vertedero de residuos tóxicos que no llegó a implantarse, pero que dejó la convivencia muy tocada.
¡Y la idea funcionó! Hoy, las esculturas y pinturas murales son motivo de orgullo, hay un sentimiento de comunidad en torno a ellas y los vecinos y los artistas invitados —que acuden desinteresadamente, a coste cero— disfrutan de la experiencia creativa y de convivencia, “sobre todo los que viven el proyecto desde dentro, como voluntarios, y colaboran alojando a los creadores, o en las comidas y cenas”, comenta Javier.
El reto hoy día es no morir de éxito, mantener las personas en el centro: “Queremos que MIAU siga siendo un proyecto pequeñito […]. Hay que entender que Fanzara es un pueblo de 260 habitantes, el 80 % gente mayor o muy mayor. Si los vecinos empiezan a sentirse agobiados con que suba mucha gente el proyecto se acabará”. La excelente acogida y sostenibilidad de la última edición muestran, de momento, su buena salud. Ojalá se mantenga.
Un hermanamiento entre el arte clásico y el grafiti, obra de Pichi&Avo. (Foto: Javier López - MIAU)
Viñetas surrealistas del francés Bault sobre el muro de la fuente. (Foto: Javier López - MIAU)
Slim Safont ha hecho un guiño a lo cotidiano, pintando a un colega muralista. (Foto: Javier López - MIAU)
Una visión metafórica del pintor de murales: un equilibrista. Obra del diseñador y activista Sokram. (Foto de Ángel Sánchez)
Mural de la pareja artística Edouard Egea y Louis Boidron, Monkeybird, cerca del lavadero. (Foto: Javier López - MIAU)
Retrato-homenaje que Matías Mata, alias Sabotaje al Montaje, hizo de una vecina de Fanzara. (Foto: Javier López - MIAU)
Un espacio para la reivindicación social de raúl Ruiz, El Niño de las Pinturas. (Foto de Ángel Sánchez)
Mural de inspiración ecofeminista, obra de la uruguaya Cecilia Rodríguez, Ceciro.(Foto: Javier López - MIAU)
Creación naif, a dos colores y dos manos, de los artistas Meri Merino y Zësar Bahamonte. (Foto de Ángel Sánchez)