Euskadi se adelanta a Europa con una red pionera de vigilancia de la salud del suelo


Euskadi se adelanta a Europa con una red pionera de vigilancia de la salud del suelo

18 de Diciembre de 2025

Cambio climático y gestión de recursos naturales
Biodiversidad y paisaje

La nueva red de monitorización del suelo de Euskadi ha anticipado al futuro marco normativo europeo reforzando la gestión sostenible del territorio


  • La nueva red de monitorización del suelo de Euskadi ha anticipado al futuro marco normativo europeo reforzando la gestión sostenible del territorio
  • Los ejes del nuevo enfoque se centran en la recogida de datos, el estudio de la biodiversidad y el apoyo a las políticas públicas

Durante años, el suelo ha sido uno de los grandes olvidados en las políticas ambientales, a pesar de su papel central en la producción de alimentos, la conservación de la biodiversidad y la regulación de procesos clave como el ciclo del carbono o del agua. Sin embargo, el deterioro progresivo de este recurso y la creciente presión sobre los ecosistemas han situado la salud del suelo en el centro de la agenda europea, impulsando la necesidad de contar con información fiable, comparable y útil para la toma de decisiones.

En este contexto, Euskadi ha decidido no esperar a que el nuevo marco normativo europeo sea de aplicación obligatoria. A través del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (NEIKER), el territorio ha puesto en marcha una red de monitorización que aplica ya los criterios metodológicos que se están definiendo a nivel comunitario, adelantándose a la Ley de Suelos de la Unión Europea y sentando las bases para una gestión más precisa y basada en la evidencia científica.

Funcionamiento

La iniciativa parte de una idea clave: no todos los suelos responden igual, ni cumplen las mismas funciones, por lo que su evaluación debe reflejar la diversidad real del territorio. Para ello, la red diseñada en Euskadi se apoya en un sistema de puntos de control distribuidos estratégicamente, capaces de captar las variaciones climáticas, edáficas y paisajísticas del conjunto de la región. Entre los elementos que definen este planteamiento destacan:

  • La creación de una red amplia de puntos de muestreo que permite observar tendencias a medio y largo plazo.

  • La aplicación de una metodología alineada con los futuros estándares europeos.

  • La validación progresiva del sistema a través de muestreos piloto en tierras de cultivo representativas.

  • La colaboración con entidades especializadas para garantizar rigor técnico y comparabilidad.

Este enfoque permite pasar de diagnósticos puntuales a una visión continua de la evolución del suelo, clave para anticipar riesgos y evaluar el impacto de las políticas de gestión.

Nueva perspectiva

Uno de los cambios más relevantes del marco normativo europeo, y de la red desplegada en Euskadi, es la incorporación de la biología del suelo como indicador central de su estado de salud. Frente a los análisis tradicionales centrados en parámetros físicos y químicos, el nuevo enfoque reconoce que la biodiversidad edáfica es un reflejo directo del funcionamiento del ecosistema. En la práctica, esto se traduce en:

  • La inclusión de microorganismos como bacterias y hongos en la evaluación de la salud del suelo.

  • El uso de técnicas avanzadas de análisis de ADN para identificar la diversidad biológica presente.

  • Una mayor sensibilidad para detectar cambios derivados de prácticas agrícolas, presión ambiental o contaminación.

  • El reto de avanzar hacia métodos estandarizados que permitan comparar resultados entre regiones.

Este giro metodológico supone un paso importante hacia una comprensión más completa del suelo como sistema vivo, y no solo como soporte productivo.

Apoyo al sector agrario

Lejos de plantearse como una nueva carga para el sector agrario, la red de monitorización se concibe como una herramienta de apoyo. La información generada permitirá orientar mejor las decisiones públicas, evaluar la eficacia de las políticas agrarias y ambientales y diseñar medidas más ajustadas a la realidad del territorio. Los usos potenciales de estos datos son:

  1. El apoyo a políticas agrarias y adaptación al cambio climático.

  2. La identificación temprana de procesos de degradación y contaminación.

  3. La generación de sinergias con líneas de investigación emergentes.

  4. La mejora de la coherencia entre estrategias ambientales, agrarias y de salud.

Euskadi gana además capacidad de influencia y aprendizaje, situándose en una posición ventajosa cuando la normativa sea de aplicación obligatoria en todos los Estados miembros.

En un contexto europeo donde la salud del suelo se perfila como un pilar clave para la sostenibilidad, iniciativas como esta muestran cómo los territorios pueden pasar de la obligación normativa a la oportunidad, reforzando su capacidad para proteger un recurso esencial del que dependen tanto el medio rural como el conjunto de la sociedad.